miércoles, 16 de febrero de 2011

El Zambo


Prefiero el rock, las criollas nunca fueron mis favoritas aunque éste haya simbolizado una etapa. Poco o nada sabía de él más que era negro, gordo y gozaba de una voz privilegiada e inconfundible para este género y lejos de disgustarme me agradaba su "y se llama Perú..." que la llevaba grabado en la cabeza por la insistencia año tras año de las emisoras radiales.

Hoy el medio me había encargado la comisión de ir a verlo por primera vez. Salí de prisa, llevé mi grabadora y el micrófono. Había que apurarse porque se estimaba una gran multitud que iría a despedirlo. Llegué al hall del Museo de La Nación, estabá repleto de flashes, el tumulto, la gente, seguido de la música que siempre lo acompañó, sus parientes, sus amigos, divisé a lo lejos a don Oscar Avilés con su afinadísima guitarra, el hombre a duras penas si podía contener el llanto de rato en rato.

Empujando llegué al enorme pasadizo en la recepción. Allí estaba, como en el mejor de sus conciertos rodeado de gente, pero esta vez no para escucharlo cantar sino para darle el último adiós todos a una sola voz de su adorada música criolla. Eran los restos de Arturo "El Zambo" 
Cavero.

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