domingo, 13 de febrero de 2011

Mi muñequita de cera

Hace tanto tiempo que no me sentaba frente a una hoja blanca o cogía con las ideas del corazón un pedazo de papel marchitado por el desdén de las miles de almas llenas de vacío.

Ahora el café sabe más amargo que nunca en mi boca; también en mis venas. Y el cigarrillo que siempre fue un amargo adicional o la luciérnaga lumbrera  compañera a la vez de todas mis noches, hoy sólo me sabe a una madeja de tinieblas una hilar de neblinas que se pasea lenta y melancólicamente por todos los rincones de una habitación vacía.

Cómo iba yo a imaginar que después de tanto tiempo, después de tantas estaciones, estrellas, cielos diáfanos, cielos oscuros como los ojos más oscuros… después de tanta hiel y dulzura; después de que las lágrimas hicieran surcos en mis mejillas y , la canaleta leve de su huella delatara la desembocadura de su afluente, hoy mis pensamientos reclamen el rocío de la primavera que corre por mi pasadizo, apunto de dejarse atrapar, y en tu forma (la de una muñequita de cera) me encuentre escribiendo sobre los pétalos de una flor fresca el bello amanecer que le diste a mi vida.

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